La confianza se funda la mitad en las certidumbres políticas y el ambiente internacional y, la segunda mitad, en nuestro propio esfuerzo y mentalidad aún cuando el entorno nos ofrezca un panorama inseguro.
Competir es natural al ser humano; aunque todos naciéramos en la misma cuna y la igualdad se mantuviere hasta completar nuestra formación (políticamente tan anhelada por algunos y nunca lograda excepto en la pobreza absoluta), cada individuo por construcción tiene habilidades y capacidades que nos diferencian mucho y por lo tanto siempre vamos a competir desigualmente.
La confianza se construye entonces dominando la diversidad de asimetrías, algunas existentes, otras a consecuencia de decisiones. Las asimetrías básicas son las inherentes al conjunto de actitudes y motivaciones ante la variedad de situaciones que cada cual enfrenta. Las asimetrías de especialidad dicen relación con la calidad formativa, profundidad de conocimientos y madurez alcanzada.
Las asimetrías competitivas son originadas por cinco drivers: el esfuerzo, perseverancia, rol de mercado, visión y claridad de objetivos y que finalmente son determinantes de las preferencias de los consumidores; es decir, surge de las decisiones que toma un competidor respecto de otros o también es la capacidad para ser menos vulnerable (el concepto políticamente está vetado).
Sin embargo, desde el interior de esta última asimetría se descolgó con inusitada fuerza una sexta fuente de asimetrías determinada por la creatividad y la innovación; aquella que está dejando en el camino a casi la mayoría de los tipos de empresas existentes.
Mientras esta sexta fuerza no llegue a formar parte del tronco neuronal de los negocios, nuestro empresariado continuará sobre ponderando la dependencia de sus destinos en las variables del entorno. Tenemos que convencernos definitivamente que la tradicional fórmula de medir rentabilidades ya perdió vigencia; constituyen indicadores distorsionados porque nos llevan a tomar decisiones con información irrelevante, pues no corresponden a la nueva realidad. Es imperativo iniciar una nueva carrera empresarial a fin de no diluir a manos de los cambios radicales el tremendo esfuerzo realizado.
El mundo arribó a la era de los zettabytes y Chile sigue pegado en los terabytes. Nada de lo que hoy existe debiera cautivar nuestra atención. Crear asimetrías constituye una oportunidad inigualable; no es otra cosa que crear valor mediante la construcción de ventajas competitivas. Tenemos que generar una cruzada vigorosa a la innovación y así consolidaremos la confianza en el futuro. Crear asimetrías es agregar fortalezas competitivas que facilitarían generar nueva riqueza, la que es determinante para reducir la pobreza. Las personas se ven incentivadas a su vez a subir de nivel en sus competencias y habilidades. Y tenemos que lograrlo como país.
Jorge A. Yunis J.
jorge.yunis@equitysbc.com
Director de Empresas Familiares
Senior Fellow & Mentor Family Firm Institute – Boston