Para el empresariado es crucial brindarle rigor y compartir sus decisiones mediante inmersión en sus actividades; realismo duro y puro y menos consejos, teorizaciones ni tampoco parametrizaciones estandarizadas.
Sorprende profundamente la estaticidad que padece este indicador llamado “leverage”, creado con el propósito de medir el potencial de crecimiento y la razonabilidad del nivel de deuda. Su origen es meramente financiero-contable, cuya data prefiero ni mencionarla.
Particular impresión desfavorable queda al participar de negociaciones con áreas de riesgo crediticio de ciertos bancos, en la compra/venta de empresas y en las particiones patrimoniales, observado que todavía se le asigna una preponderancia tal que los hace caer precisamente en ficciones y errores.
En columna anterior y en el canal YouTube nos hemos referido al leverage HOLÍSTICO desde por lo menos 7 a 8 años.
La medición del potencial de desarrollo de una compañía bajo un prisma HOLÍSTICO, debe al menos comprender primero una interpretación robusta del indicador financiero original, precisando en que zona financiera se encuentra la compañía: leverage efectivo, obesidad financiera, obesidad mórbida o imposibilidad de cumplir con la amortización de las deudas; todo adecuadamente fundamentado en diferentes contextos de tiempo. ¡Sí, el leverage financiero es dinámico! Aquel calculado a partir de los balances no sirve para nada.
Luego, hay que conjugar una variedad de otros leverages. La evaluación de la eficiencia operacional y logística – que por lo general provoca impactos negativos; la plasticidad, coherencia y madurez organizacional – que al final de cuentas es la cara ante los mercados; las capacidades de búsqueda y absorción de innovaciones con énfasis en aquellas disruptivas – que nos habla del update y upgrade del rol de mercado y de la visión.
En nuestro trabajo tenemos que descubrir qué leverages específicos existen para cada tipo de negocio, cuestión sustantiva en la adopción de decisiones.
Se escuchan voces que afirman estar practicando estas modalidades; sin embargo, la virtud se encuentra en la experiencia necesaria y en la profundidad aplicada para lograr medirlos y también establecer las importancias relativas de cada uno, en cada empresa. En ningún caso se encuentra en las intenciones declarativas.
Para finalizar, hagámoslo más entretenido y adrenalínico. La pregunta que dejo dando bote en esta columna es ¿la incorporación de la IA, cómo, cuáles, cuánto y por qué contribuye al leverage holístico?